JORGE TE VAMOS A EXTRAÑAR...
Sesiones Extraordinarias. Inquilinos Ruidosos. 5 de Junio de 2007
La pesadilla de la noche del viernes había sido demasiado para mí: la Casa Rosada se venía abajo justo en el momento en el que yo pasaba caminando desprevenido por Balcarce al 100.
Los pedazos de mampostería caían, varios fragmentos de molduras se empecinaban en golpear mi cabeza y los granaderos de la puerta escapaban cruzando la calle para protegerse y ver todo, sin peligro, desde la Plaza de Mayo. Al característico sonido d elos escombros al precipitarse, se le sumó la música de Charly García y su inconfundible voz gritando una y otra vez "say no more".
En el instante en el que el mítico balcón estaba a punto de aplastarme, me desperté. La remera de los Simpson con la que había dormido esa noche estaba empapada.
Llamé a mi terapeuta y le pedí una sesión de urgencvia. En general, casi todas las semanas suelo arreglarme con sólo cinco entrevistas, apenas una por cada día hábil; pero al padecer sueños tan fuertes, prefiero visitarlo también sábado y domingo.
-¿Qué pasó? -preguntó el terapeuta-. ¿Comió mucho a la noche?
- No - me apuré a responder-, al contrario. Tal vez influyó enterarme de que el cuerpo técnico de arquitectos de la Casa Rosada elevó una nota al secretrio general de la Presidencia, Oscar Parrilli, explicándole que no es recomendable seguir haciendo recitales en el Salón Blanco porque la potencia del sonido, el calor d elos refelctores y la excesiva afluencia de público resienten la estructura edilicia y deterioran el piso de madera original, las molduras, la ornamentación, la pintura y hasta la tela pintada del cielo raso.
- Tendrían que haber avisado con tiempo - se indignó - antes de permitirle tocar a Charly García, porque ya sabemos que su sonido es pdoeroso.
-Avisaron antes-le aclaré- Incluso, la Comisión de Monumentos Históricos de la Secretaría de Cultura de la Nación (porque recordemos que la Casa Rosada es un monumento histórico) ya había enviado una opinión similar y no le hicieron caso.
Recordé que antes de iniciar su recital del último viernes, el músico (habitué d ela Casa Rosada en los tiempos en los que Carlos Menem era presidente) utilizó la sala de conferencias- esa qu emuy rara vez usa Kirchner- para dar una rueda de prensa en la que mostró su conocimiento de la alta política: definió al Presidnete como supersimpático, sostuvo que el actual mandatario es fan suyo y aclaró, sobre él mismo, que no es menemista, sino radical. Del propio Krichner también dijo creer que era radical.
Después, me pregunté qué llevaba al Presidente o alguno de sus ministros a seguir organizando los recitales en el Salón Blanco, aun conociendo el daño que puede causarle al edificio. Pensé entonces que tal como dicen en las inmobiliarias, los inquilinos nunca cuidan tan bien la casa como lo hacen sus dueños. Quizás la solución sería exigirles al Presidente y a sus ministros, apenas asumen el poder, un depósito en garantía por los daños que pudieran llegar a causar. El depósito sólo podría tener en cuenta roturas edilicias, proque si la garantía fuera por los daños de sus decisiones, es posible que nunca más alguien deseara ocupar el inmueble.
Carlos Menem, por ejemplo, no hizo arreglos a la Rosada. Sí en cambio se ocupó de convertir la quinta de Olivos en una especie de paraíso, con animales exóticos correteando por el parque (me refiero a especies zoológicas, no a funcionarios). Si alguien sugiere que fue así porque le parecía mucho más importante su tiempo de descanso y ocio que lo que hacía en la residencia de trabajo, será catalogado de gorila.
Entre reflexiones y dudas, la sesión terminaba. Me incorporé, miré a mi analista y le pedí: "¿No podría interpretarme mi pesadilla?".
-Interpretación, no- concluyó él-. Sólo espero que no haya sido un sueño premonitorio.
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