La Columna de Hugo Caligaris de LA NACION de hoy no tiene desperdicio. Enseguida me vino a la mente la ¿estrategia lacrimógena? del actual Secretario de Gobierno de la Municipalidad de Tigre, quien desde hace un tiempo no pierde oportunidad para "emocionarse hasta las lágrimas" en cuanto acto de pre campaña que preside. No es el único...pero como fiel representante de "TIGRE TOP" no puede estar "out" de lo fashion en cuanto a moda comunicacional; ¿tendrá el mismo asesor de tendencias que La Rosada?
Les paso una perlita, para que sean precursores en la "moda": se viene la tendencia de "gestionar en pos de representar y trabajar para palear las necesidades de la gente en tiempo y forma".
Otra perlita, la tendencia de cada dos palabras mencionar la frase "mejor calidad de vida para el vecino" ya no se la cree nadie... está demodé. La moda new new que se viene de Europa para esta temporada es "do more, talk less".
Haciendo alución a la Municipalidad de Tigre podemos decir que la Secretaría de Obras Públicas funciona muy bien, ya que pusieron todas las fichas en la construcción de obras (algunas de primera necesidad y otras no tanto); sin embargo hay algunas áreas que dejan mucho que desear en cuanto al desarrollo idóneo de las funciones que le competen y en las cuales tendrían que ser tan expeditivos como lo son para apilar ladrillos; pero, como dice el refrán: la culpa no es del chancho...entonces para estos casos en necesaria una puesta en marcha de "tendencia YA": Do more, talk less....please.
Bueno...va el artículo ...lean y no me lloren por favor
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Domingo 15 de Julio de 2007
Las palabras - Lágrimas
"Se me caen las lágrimas porque me emociono ante ustedes. Se me caen las lágrimas ante la Escarapela, ante la bandera de la patria..."(Del presidente Néstor Kirchner en el acto del 9 de Julio, en San Miguel de Tucumán.) "¡Ahora, todos a llorar! ¡Quiero ver esas lágrimas!" El licenciado José Tendencia dio la orden, cortante, metálica, sin que se le moviera un pelo. No estaba ahí para ser delicado, no lo habían contratado para balbucear sugerencias, y además estaba seguro de que el grito que había pegado en la Rosada, de por sí terrible, contribuiría a la producción y fabricación de lágrimas, que era lo que buscaba. "Lo que ahora todo el mundo quiere es ver llorar a sus gobernantes; que se emocionen, que se quiebren, que estallen en lágrimas. Ya quedaron atrás la Edad de Piedra y la de Bronce. El siglo XXI marca el comienzo de la Era Lacrimógena, y nuestro régimen tiene que estar a la vanguardia. Piénsenlo en estos términos: una lágrima, un voto. Y lloren", explicó el sutilísimo consultor, que no había cobrado una fortuna por ser primo de nadie sino porque era un genio de la sociología y el marketing. Algunos se le cruzaron. "Yo no lloré ni en el velorio de la tía Adelina", dijo el ministro de Recursos Humanos. "A mí me da vergüenza", se excusó la ministra de Guerra. "Voy a parecer un pavote", murmuró el ministro de Educación Primaria. Pero no hubo nada que hacer. Tendencia había bajado línea y todos tenían que producir, de pronto, un mar de lágrimas. La primera que consiguió que se le humedecieran los ojos fue la candidata a presidenta, lo que demuestra que será una gran estadista. Su esposo, el presidente actual, no quiso ser menos y lagrimeó mirando a la Bandera. "¡Ahora les toca a ustedes!", dijeron los dos al resto de un equipo angustiado y perplejo. Y ahí están: practicando. El ministro de Desarrollo Planificado acaba de contratar a un personal trainer. Por llorar, el férreo Inquisidor de los Mercados se mira fijamente al espejo. Y el director del Gabinete Jamás Reunido piensa en las operaciones de prensa. Entre todos, juntaron ya hectolitros de lágrimas. Y lo han hecho tan bien que algunas de ellas parecen perlas.
Las palabras - Lágrimas
"Se me caen las lágrimas porque me emociono ante ustedes. Se me caen las lágrimas ante la Escarapela, ante la bandera de la patria..."(Del presidente Néstor Kirchner en el acto del 9 de Julio, en San Miguel de Tucumán.) "¡Ahora, todos a llorar! ¡Quiero ver esas lágrimas!" El licenciado José Tendencia dio la orden, cortante, metálica, sin que se le moviera un pelo. No estaba ahí para ser delicado, no lo habían contratado para balbucear sugerencias, y además estaba seguro de que el grito que había pegado en la Rosada, de por sí terrible, contribuiría a la producción y fabricación de lágrimas, que era lo que buscaba. "Lo que ahora todo el mundo quiere es ver llorar a sus gobernantes; que se emocionen, que se quiebren, que estallen en lágrimas. Ya quedaron atrás la Edad de Piedra y la de Bronce. El siglo XXI marca el comienzo de la Era Lacrimógena, y nuestro régimen tiene que estar a la vanguardia. Piénsenlo en estos términos: una lágrima, un voto. Y lloren", explicó el sutilísimo consultor, que no había cobrado una fortuna por ser primo de nadie sino porque era un genio de la sociología y el marketing. Algunos se le cruzaron. "Yo no lloré ni en el velorio de la tía Adelina", dijo el ministro de Recursos Humanos. "A mí me da vergüenza", se excusó la ministra de Guerra. "Voy a parecer un pavote", murmuró el ministro de Educación Primaria. Pero no hubo nada que hacer. Tendencia había bajado línea y todos tenían que producir, de pronto, un mar de lágrimas. La primera que consiguió que se le humedecieran los ojos fue la candidata a presidenta, lo que demuestra que será una gran estadista. Su esposo, el presidente actual, no quiso ser menos y lagrimeó mirando a la Bandera. "¡Ahora les toca a ustedes!", dijeron los dos al resto de un equipo angustiado y perplejo. Y ahí están: practicando. El ministro de Desarrollo Planificado acaba de contratar a un personal trainer. Por llorar, el férreo Inquisidor de los Mercados se mira fijamente al espejo. Y el director del Gabinete Jamás Reunido piensa en las operaciones de prensa. Entre todos, juntaron ya hectolitros de lágrimas. Y lo han hecho tan bien que algunas de ellas parecen perlas.
Hugo Caligaris
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