domingo, enero 20, 2008


¿CAMBIA TODO CAMBIA? ¿CAMBIA NADA CAMBIA?

El día de su asunción llegó el nuevo funcionario, reunió a todos los empleados y pronunció un discurso memorable donde abundaban expresiones como "se abre una nueva etapa", "cambiaremos nuestra forma de hacer las cosas", etc.
El orador infundió en el público un irresistible entusiasmo por la nueva visión en contra de la vieja política. Todos abandonaron el salón convencidos de la nueva dirección. Sin embargo, un año más tarde, nada había cambiado.
Estos fenómenos son tremendamente comunes por no decir "cíclicos" en el mundo del poder.
Llega un nuevo y carismático funcionario prometiendo el Cielo. Pero no pasa nada. Al tiempo, es reemplazado por otro inspirador político que infunde una nueva visión y así sucesivamente.
Ahora bien, ¿cómo se explica este abismo entre la inspiración y la implementación? ¿Por qué los más carismáticos políticos suelen fracasar a la hora de poner en marcha su gloriosa visión del futuro?
Si relacionamos el gerenciamiento del Estado con el de una empresa privada notaremos que tienen mucho en común.
Un grupo de investigadores del MIT realizó una encuesta entre altos ejecutivos de unas 40 corporaciones globales para detectar ciertos patrones que conducen al fracaso de las grandes iniciativas de cambio. Veamos...
Falta de foco: Ninguna empresa puede combatir con éxito en muchos frentes a la vez. Así, cuando el CEO pretende expandirse en demasiadas direcciones, sólo creará confusión entre los mandos medios y empleados de línea.
De esta forma, muchas de las grandes visiones emanadas del top management fracasan en su implementación por una falta de foco en lo verdaderamente importante.
Falta de incentivos y comunicación: Tener un buen escritor de discursos y grandes dotes actorales es fantástico para crear inspiración.
Pero para que la visión se convierta en una feliz realidad, también es necesario comunicar claramente los pasos intermedios para alcanzar el objetivo y construir un sistema de incentivos de corto plazo para que los empleados remen en la dirección deseada.
Falta de capacitación: Una nueva visión no puede ser sencillamente "incrustada" en una empresa. Imagine que usted quisiera reorientar la estrategia desde la tradicional competencia vía precio hacia la diferenciación.
Es necesario invertir en la capacitación de los empleados (incluso en puestos gerenciales) para que adopten las habilidades compatibles con la nueva visión.
Desfasaje entre el mensaje y los indicadores: La implementación de una nueva visión significa un cambio de mentalidad y de los indicadores clave del negocio.
Si la visión de su empresa consiste en fidelizar clientes a través de un "servicio de excelencia", nunca podrá implementarla con las viejas métricas centradas en el volumen.
Gerentes visionarios devorados por los tiburones: Quizá el mayor obstáculo para la implementación de una nueva visión consiste en los famosos "intereses creados" de grupos que derivan su poder (e ingresos) del core business tradicional.
La vieja guardia hará lo imposible para frustrar cualquier intento de cambio que pudiera amenazar su posición de poder.

En definitiva, advierte la investigación del MIT, los nuevos gerentes generales suelen llegar con una valija repleta de sueños y proyectos (algunos, bastante alocados). Pero el choque con la realidad puede ser brutal. Así, algunos CEOs renuncian a los pocos meses. Otros se quedan pero abandonan sus ideales revolucionarios. En última instancia, nada ha cambiado.

HAGA EL PARALELISMO CON LOS POLITICOS ARGENTINOS, LE DEJO EL FINAL ABIERTO...

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