Van caminando dos nativos de la bella región gallega y uno le dice al otro: "¿Sabes, Manuel, por qué compran los argentinos una compañía aérea que debe 900 millones de dólares y se ha quedado sin aviones?" "¡Pues no, Joaquín!", le contesta su amigo. "¡Hombre, para recuperar su línea de bandera!" Manuel se ríe durante veinte minutos. Cuando recupera el aliento, cuenta un chiste, a su vez, y entre los dos disputan un torneo informal de chistes de argentinos contados por gallegos.
-¿Sabes cómo hacen los gobernantes argentinos para que sus servicios públicos y su gasolina sean los más baratos del mundo y no aumenten nunca? ¡Pues subsidiando a las empresas con los impuestos que cobran a la gente, que sí son caros y aumentan todo el tiempo!
-¿Y sabes tú para qué usan los argentinos la plata de los bonos que le venden a Chávez? Oye, esta sí es buena: ¡para comprar al día siguiente los mismos bonos, pero al doble de precio!
-¿Y sabes cómo hacen los argentinos para combatir la carestía? ¡Falsifican los datos todos los meses y los publican en los diarios a ver si se los creen los que van a la feria!
-¿Y sabes tú cómo se llama el instituto que mide la inflación en la Argentina? ¡Pues, Indec: Imposible No Desconfiar de Estas Cifras!
-¡Los argentinos son tan agrandados que dicen que ahora Aerolíneas llegará hasta el Sol y tan necios que cuando les hacen ver que así se les derretirán los aviones contestan que, por supuesto, jamás viajarán al Sol de día!
-¡Peor todavía, Joaquín! Si serán lelos, que cuando privatizaron Aerolíneas nos la vendieron a nosotros.
Muy divertidos con sus chistes de argentinos, siguen su camino los dos gallegos. Sus carcajadas retumban en Pontevedra, en Lugo, Orense y La Coruña y, por qué no, también en todo el resto del planeta.
Números
"Si agarramos diez países de la región y miramos sus números para ver dónde invertir, estamos entre los primeros tres países." (Del jefe de Gabinete, Sergio Massa.)
Nuestros números son los mejores del mundo. ¿Y saben por qué? Porque no son rígidos como los de los países supuestamente civilizados, sino elásticos, dinámicos, cambiantes, preñados de significaciones diferentes y tan contradictorios como, en el fondo, lo es la vida de todos nosotros. A los que vienen a invertir hay que decirles que admiren nuestros números mágicos. Hagan sus apuestas, inversores. Aquí dos por dos no siempre es cuatro, señores. Puede ser cero con setenta y cinco, es cierto, pero también 2.470.001. Si eso no los impulsa a traer aquí sus dinerillos, ¿dónde diablos perdieron ustedes su espíritu empresario?
Del uno al diez, nuestros números son incomparables. Veamos. La Argentina tiene un problema: Cristina y Néstor, nuestros dos presidentes simultáneos, se respaldan demasiado en Jaime, De Vido y Moreno, tres funcionarios muy criticados. Cuatro entidades agropecuarias se han cruzado duramente con ellos, con evidente afán de molestar. "Cinco... mentarios" es todo lo que contestan los máximos economistas oficiales cuando se les pregunta por qué si la inflación es tan baja todo cuesta seis veces más caro de lo que costaba hasta hace un rato. La oposición, airada, acusa a la pareja gobernante de incurrir en los siete pecados capitales, acusación injusta, puesto que ninguno de los dos se ha dejado tentar aún por la gula. Para defenderse de los horribles ataques que recibe, la Presidenta habla ocho veces por semana. Se ve obligada a hacerlo, ya que en los nueve meses que lleva de gobierno ha tenido que ponerle el cuerpo a por lo menos diez escándalos, cosa que hizo con gran valentía y muchísimos cambios de vestuario.
Si estas cuentas no les cierran del todo a nuestros distinguidos inversores, deben volver a la escuela primaria. Pero esto no es posible: ellos ya vienen, ya se están acercando. Se ve que nuestros números los han estremecido. A ver, capitalistas, hagan una fila por aquí y firmen este formulario, debajo de la línea que dice: "Renuncio a cualquier clase de ganancia".
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